Reto invisible: planificar antes de construir

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¡Buenas tardes!

La autoconstrucción sigue siendo la ruta más común para millones de familias en Latinoamérica que buscan un hogar, pero también una de las más duras: lenta, costosa y emocionalmente agotadora.

Desde la cobertura que realizó el equipo de República Inmobiliaria en el Building Latam Fest Guatemala 2025, exploramos cómo la planificación, el acceso a microcréditos y la asesoría técnica pueden transformar este camino, convirtiéndolo en un proceso más rápido, digno y competitivo.

 
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Miguel Rodríguez
El laberinto de la autoconstrucción
549 palabras | 2 mins de lectura

En Latinoamérica, la autoconstrucción se ha vuelto la vía más común para que millones de familias logren una vivienda y Guatemala no es la excepción. Sin embargo, el proceso suele ser lento, costoso y emocionalmente agotador. De ahí surge la pregunta central: ¿cómo lograrlo de manera más rápida, digna y competitiva?

Por qué importa. La autoconstrucción suele ser la salida para familias de bajos ingresos, pero también se convierte en un camino lleno de cargas emocionales y económicas. El déficit habitacional latinoamericano, con 23 millones de viviendas faltantes y 54 millones con carencias cualitativas, revela una crisis estructural que requiere soluciones innovadoras.

  • Jackeline Turcios, general athlete de InnovArise by Grupo AG, abordó el tema durante el “Building Latam Fest Guatemala 2025”. “La carga emocional de construir progresivamente es enorme, sobre todo cuando las familias avanzan sin apoyo técnico ni recursos claros”.

  • Los problemas más frecuentes son techos que no protegen, pisos de tierra y cocinas que afectan la salud, evidenciando que no basta con tener “una vivienda”, sino una vivienda digna.

  • En este sentido, la planificación previa no es un lujo: es la herramienta que permite acortar tiempos, reducir desperdicio y dar seguridad a quienes emprenden este esfuerzo.

Lo indispensable. La autoconstrucción no desaparecerá, pero sí puede transformarse. El reto es pasar de la improvisación al acompañamiento técnico y financiero que convierta cada esfuerzo familiar en un proyecto más rápido, seguro y con menos pérdidas.

  • Turcios enfatizó que muchas familias no son conscientes de los retos hasta que ya están “dentro del proceso”, lo que multiplica errores y sobrecostos hasta en 2.5 veces.

  • Los microcréditos y fondos específicos pueden acelerar procesos y dar liquidez y así evitar que las obras se estanquen por años. La clave es crear instrumentos adaptados a la realidad local.

  • Asimismo, incorporar técnicas modulares y materiales más eficientes permitiría reducir hasta un tercio del tiempo de construcción, generando menos estrés y mayor certidumbre.

Punto de fricción. El acceso desigual a financiamiento y conocimiento técnico mantiene atrapadas a millones de familias en un ciclo de precariedad. La vivienda se construye, pero sin planificación se acumulan errores costosos y estructuras vulnerables que no elevan la competitividad de comunidades enteras.

  • En áreas rurales y periurbanas, quienes inician sin asesoría suelen enfrentar endeudamiento y riesgo de colapso en la obra, lo que termina por perpetuar la pobreza.

  • Turcios señaló que el verdadero desafío es “volver visible lo invisible”. Es decir, evidenciar que la planeación es un paso fundamental.

  • Sin coordinación público-privada, la inversión se diluye en soluciones parciales. Por ello, falta alinear incentivos para que la vivienda accesible se entienda como base de productividad nacional.

Lo que sigue. La vivienda accesible no debe verse solo como un techo, sino como un factor de competitividad. Agilizar la autoconstrucción con financiamiento flexible, asesoría técnica y planificación puede reducir costos, aumentar dignidad y generar comunidades más productivas y seguras.

  • Democratizar la planeación es el siguiente paso: mostrar que cada etapa debe estar prevista para evitar sobrecostos y frustraciones, elevando la confianza de las familias.

  • Proyectos piloto de autoconstrucción asistida demuestran que reducir tiempos y desperdicio no solo mejora calidad de vida. Genera, a su vez, empleo y dinamiza economías locales.

  • En palabras de Turcios, el objetivo es “hacer el proceso más fluido y alcanzable”. Se trata de crear un entorno donde construir una casa deje de ser un desgaste y se convierta en una oportunidad de progreso.

 
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Por: María José Aresti

La adopción digital en construcción enfrenta barreras culturales, principalmente el cambio de mentalidad de profesionales acostumbrados a procesos tradicionales. Sin embargo, las nuevas herramientas permiten optimizar costos y tiempos.

Según Asdrúbel Brenes, general manager de Sika Costa Rica, la digitalización no solo mejora eficiencia y sostenibilidad, también fortalece la competitividad regional, atrae inversión extranjera y contribuye a retener talento joven en el sector.

Con su experiencia en foros, charlas y capacitaciones, ¿cuáles son las verdaderas barreras de adopción digital en obra pesada?

— Es todo un reto porque muchas veces hay que cambiar el mindset del ingeniero que lleva años trabajando y que se siente cómodo con lo básico de un smartphone. Llegar a instruirlo en que ni siquiera necesita una computadora o una tablet, sino que puede usar su celular, no siempre es sencillo.

Los usuarios ahora pueden hacer sus propios diseños de mezcla de concreto, una labor antes delegada a laboratorios externos con inversión adicional de recursos. Hoy, con aplicaciones sencillas y apoyo técnico, pueden resolver esos problemas directamente desde su teléfono.

Esto significa que no solo se ahorra dinero, sino que también se gana en agilidad y control dentro de la obra.

Cuando hablamos de digitalización de obra, ¿en qué se traduce para los desarrolladores inmobiliarios?

— Es una suma de todo. Al final, lo que se busca es optimizar los recursos. Eso implica reducir costos de construcción y realizar las tareas en menos tiempo, con mayor eficiencia.

Al digitalizar, los procesos se vuelven más económicos y se disminuye la cantidad de errores en ejecución. Todo se orienta a un mismo objetivo: optimizar lo que ya existe para que el resultado sea más rentable y sostenible.

La digitalización es un proceso de optimización que genera valor en todas las etapas del proyecto.

¿Cómo la digitalización vuelve sostenible y atractivo al sector construcción?

— La clave está en la optimización de recursos. Un proyecto con menor riesgo de construcción implica menos costo y mayor margen de ganancia para el inversionista.

El sector logra disminuir pérdidas y aumentar la probabilidad de éxito en la ejecución de cada obra. Eso se traduce en más confianza para quienes apuestan por el desarrollo.

Por lo tanto, la digitalización es un factor que mejora la competitividad y atracción de capital.

¿Hay países en Centroamérica que van más adelantados en esta adopción?

— En general, la región tiene un nivel parecido. Guatemala y Panamá, con mayor volumen de construcción en altura, van un poco más a la vanguardia por necesidad inmediata.

Costa Rica, aunque no destaca en vivienda vertical, sí tiene un desarrollo fuerte en infraestructura, como proyectos hidroeléctricos, donde la digitalización también se aplica. No obstante, el sector aún utiliza tecnologías muy básicas. Por ejemplo, pruebas de concreto que se han hecho igual durante 100 años siguen siendo norma.

Si nos comparamos con Europa o EE. UU. están en otro nivel, pero Centroamérica mantiene un avance aceptable.

El verdadero desafío está en cambiar el mindset, en romper con la resistencia natural de las personas frente a lo nuevo. La educación juega un papel fundamental en este proceso.

La adopción es bastante similar en los subsectores, aunque la construcción estatal se queda más rezagada. La inversión pública aún está atrasada frente a estas nuevas tecnologías.

En cambio, la construcción privada muestra más apertura para incorporar procesos digitales. Allí es donde más rápido se observa el cambio.

El reto sigue siendo equilibrar y motivar a todos los sectores a avanzar hacia la modernización.

¿Cuál es el riesgo si la región no sigue adoptando la digitalización?

— Se quedan atrás y se invisibilizan. Si una empresa no coloca sus productos en bibliotecas BIM los diseñadores no los encuentran. Entonces toman opciones de la competencia que sí apostaron por digitalizar.

Eso significa perder mercado, competitividad y visibilidad. Para una empresa, puede ser desastroso.

¿Puede la digitalización atraer y retener talento joven en construcción?

— Definitivamente. En el primer mundo, la digitalización ya es parte del día a día, y nuestros países deben ofrecer esas mismas herramientas para evitar fuga de talento.

Si un joven encuentra aquí el acceso a software BIM, aplicaciones y soluciones digitales modernas, no necesitará migrar para trabajar con ellas.

La clave es ofrecer las mismas condiciones tecnológicas que se usan en el extranjero, pero disponibles localmente. No se necesita una supercomputadora. Con el mismo smartphone que usas a diario, puedes resolver problemas técnicos de obra.

Las herramientas están disponibles y la capacidad profesional en la región no es menor que la del norte.

¿La región representa una oportunidad para invertir en digitalización de construcción?

— Definitivamente. Latinoamérica está proyectada con crecimiento a doble dígito en la próxima década, y eso atrae inversiones en nuevas tecnologías.

Las empresas internacionales ven en la región un área de gran expansión, lo que motiva el desarrollo y la adopción digital. Precisamente por eso, hay tanto interés en aplicar estas herramientas en el sector local.

Dejar atrás métodos tradicionales e incorporar la tecnología en la rutina diaria de la construcción es fundamental. El cambio es sencillo y los resultados son muy positivos para quienes se atreven a dar el paso.

 
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UN MENSAJE DE G&T CONTINENTAL
Con 1.5 millones de clientes, G&T Continental celebra 78 años como líder financiero en Guatemala 

Grupo Financiero G&T Continental conmemora 78 años de historia como una de las instituciones financieras más sólidas del país. En este aniversario, el banco reafirma el valor que lo ha acompañado desde 1947: la confianza de los guatemaltecos. 

La trayectoria del grupo inició con la fundación de la Aseguradora G&T, la primera en ofrecer pólizas propias en Guatemala. En 1962 nació el Banco Granai & Townson, enfocado en el ahorro y la vivienda. Tres décadas más tarde surgió Banco Continental, y en el año 2000 la fusión de estas entidades dio vida al Grupo Financiero G&T Continental.

La institución ha apostado en los últimos años por la innovación tecnológica. Su transformación digital comenzó en 2018 con el lanzamiento de GTCApp, la primera aplicación de banca digital propia. Desde entonces ha sumado tecnología sin contacto, billeteras electrónicas, agendas digitales y el uso de inteligencia artificial para personalizar la atención. El objetivo, afirma la institución, es simplificar la vida de los usuarios y mantenerse cerca de sus necesidades. 

Si quiere conocer más sobre su historia, lo invitamos a leer aquí el artículo completo.

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María José Aresti
La fiebre del ladrillo industrial en tierras ticas
472 palabras | 2 mins de lectura

El mercado de bodegas en Costa Rica vive un momento histórico. Durante el primer trimestre de 2025 se sumaron más de 27 000 m² de espacio industrial. Todos ocupados de inmediato por empresas locales y multinacionales. La disponibilidad se mantiene en mínimos históricos y la demanda sigue superando a la oferta.

Por qué importa. Factores como la ubicación geográfica, el talento humano y la diversificación productiva explican por qué este país se ha convertido en polo de atracción para operaciones logísticas y manufactureras. Actualmente, la demanda supera la oferta.

  • Según el reporte “MarketView Industrial & Logístico 1T 2025”, de CBRE, el inventario nacional alcanza 1.6 millones de m² de espacio moderno, con una disponibilidad históricamente baja de apenas 4.8 %.

  • La industria médica se ha convertido en motor de exportación, integrando a Costa Rica en cadenas globales de alto valor.

  • “Esto refleja la confianza de inversionistas y empresas en la estabilidad del mercado local”, aseguró Bernal Rodríguez, senior vicepresident de Advisory & Transaction Services, Industrial & Logistics de la empresa.

Qué destacar. El desarrollo de parques industriales refleja la capacidad costarricense para generar ecosistemas que atraen inversión y elevan los estándares de infraestructura. Coyol Free Zone es uno de los casos más visibles, tanto por su escala como por su aporte a las exportaciones.

  • En 2024, agregó más de 10 000 m² de nuevas edificaciones, destinados a cubrir el crecimiento de compañías ya instaladas.

  • Supera los USD 2000M anuales en exportaciones médicas, un rubro decisivo dentro del régimen de zonas francas.

  • Más de 100 000 m² de su infraestructura cuentan con certificación LEED, certificación que avala prácticas de construcción sostenible.

Hemeroteca. El repunte actual no surge de la nada. Hace años ya se advertía que las bodegas serían el segmento de mayor crecimiento dentro de la construcción, impulsadas por la inversión extranjera directa y la transformación de hábitos de consumo.

  • En 2018, el 98 % de los metros cuadrados tramitados en construcción industrial se destinaron a bodegas, según registros sectoriales de Cushman & Wakefield Costa Rica.

  • Ese mismo año, el segmento creció 58.8 %, revirtiendo dos ejercicios de caídas continuas en la construcción industrial.

  • El comercio electrónico aceleró la demanda. Por ejemplo, Correos de Costa Rica tuvo que ampliar su capacidad logística con bodegas adicionales.

Lo que sigue. Las perspectivas apuntan a que la presión de la demanda continuará en 2025. La entrada de nueva oferta se absorbe de inmediato, lo que obliga a los desarrolladores a expandirse hacia nuevas regiones y a mantener altos estándares de competitividad.

  • La diversificación en logística, manufactura avanzada y dispositivos médicos asegura que el dinamismo no dependa de un único sector.

  • Expertos coinciden en que la ubicación estratégica del país seguirá siendo un factor determinante para atraer inversión.

  • El reto será equilibrar la atracción de inversiones con un marco regulatorio que no limite la competitividad ni la libertad empresarial.

 
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